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No tengas vergüenza

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Mis queridos tímidos, ahogados, pesimistas, insociables, intratables… siempre creyéndose que el mundo está pendiente de ellos, siempre creyéndose que la gente analizará todas y cada una de sus palabras y de sus acciones para decidir que no están a la altura… ¿Vergüenza? ¿Vosotros visteis ayer el festival de Eurovisión? ¿Visteis la tipa (seguro que enchufada) que dio los puntos por España? Casi todo el mundo hace el ridículo un montón de veces en su vida.

No tengas vergüenza

Melodi2

He visto todo tipo de cagadas, sólo con salir a dar una vuelta por la ciudad, puedo ver cómo un tipo embiste a otro con el coche porque andaba intentado cambiar la emisora de la radio; como un hombre confundía un puesto de castañas con una cabina telefónica; cómo una mujer había pisado el pequeño perro de otra señora porque se puso a mirar hacia atrás y las dos señoras estaban así enfrascadas en una ridícula disputa por quien había tenido la culpa y alrededor de ellas un perro quejón y renqueante; cómo un borracho se había metido en una carnicería a pedir una cerveza; cómo un hombre le decía un piropo a una mujer y esta estaba intentando llamar a la policía con su móvil; cómo un joven transeúnte que se iba comiendo un bocadillo se había tropezado con una paloma de esas cabronas que no se asustan ni aunque la intentes dar una patada, y el hombre y su bocadillo habían terminado por el suelo; cómo un hombre de mediana edad estaba intentando convencer a una mujer de mediana edad de que ellos se conocían, mientras la mujer le decía que no le conocía para nada y que la dejase que llegaba tarde a la peluquería… hacer el ridículo está en nuestra vida, todos lo hacen (si yo os contase…), y sobreviven para contarlo. Pero el problema es que a los ahogados tímidos el miedo al ridículo se convierte en algo tan paralizante, que les puede arruinar completamente su vida social. Por que al fin y al cabo, el miedo a la vergüenza y al ridículo te paraliza tanto, que simplemente, al final, no haces nada por el miedo a que algo salga mal: no vas al bar, no sales con amigos, no vas a comprar, no hablas con la gente en la peluquería, no te atreves a pedirle el teléfono a tus compañeros de universidad no sea que te digan que no y tú te sientas ridículo.

Primer motivo para no tener vergüenza

Ya hemos dicho cual es el primer motivo que tenemos para no tener vergüenza: todo el mundo hace mucho el ridículo, lo que pasa es que los no tímidos asimilan bien este ridículo. En cambio, la conciencia de los tímidos les recuerda una y otra vez los ridículos que han hecho en su vida, y les vuelve a la cabeza esa pasada sensación de vergüenza como si ayer mismo hubiese ocurrido el infortunado accidente. Esto se debe a diferencias biológicas, pero esa biología se puede remoldear un tanto si aprendemos a aceptar el ridículo como parte fundamental de nuestra vida social.

Segundo motivo para no tener vergüenza

Podéis hacer un experimento: cuando hayáis salido a la calle para dar un paseo, y estéis así andando en el medio de la gente, empezar a pensar “me voy a tropezar con las imperfecciones del terreno”. Pensar eso durante un par de minutos. Y veréis como en ese par de minutos, quizás tengamos dos o tres pequeños traspiés debido a que trastabillamos ligeramente por las imperfecciones del terreno. En cambio, llevábamos toda la vida sin haber tenido un sólo traspiés debido a las imperfecciones del terreno. Cuando tú piensas “voy  a tropezar” y te obsesionas con ello, efectivamente terminamos por tropezar. Está absolutamente demostrado científicamente que si tú empiezas a imaginar que te duele tu mano derecha, con un poco de tiempo de este pensamiento obsesivo, tu mano derecha te empezará a doler, y ese dolor será real y se podría incluso ver en tu cerebro mediante tomografías o similares. Si tú empiezas a pensar “voy a hacer el ridículo”, las posibilidades de hacer el ridículo y de pasar vergüenza, aumentan.

Tercer motivo para no tener vergüenza

Uno de los grandes motivos por el que los tímidos suelen ser tan vergonzosos, es que ellos se creen que los demás son seres cuasi perfectos, cuasi angelicales, la creme de la creme de la evolución… Y claro, ellos creen que los demás los exigirán a ellos ser también perfectos, actuar como un señor sin defectos, como un artista sublime, con un esteta de lo apoteósico. Al final, los tímidos sobrevevaloran lo que los demás esperan de ellos. Y al final, los tímidos empiezan a actuar de forma rara y forzada en sus interacciones sociales, como si ellos creyesen que ellos son estrellas de Hollywood a los que le acaban de dar un oscar y tuviesen que demostrar ante los demás su saber estar y su categoría. Pero nada de eso es así: ni los demás esperan tanto de ellos (sólo que sean ellos mismos, con sus defectos y sus virtudes), no los demás son tan perfectos.Bunbury nos ha dejado dicho eso de:

“El hombre es un desgraciado, un animal defectuoso”

Y lo cierto es que hay pruebas científicas de que no le falta mucha razón. Si, hay personas que son rectas, que son justas, que son leales… pero son una minoría. La mayoría te vendería si tuviese la mínima oportunidad, te castraría para vender tus testículos, te crucificaría para robarte tus tierras y tus cosas… ¿Y con todo esto, de verdad que te importa lo que los demás piensen de ti? Los demás por lo general son unos absolutos desgraciados, no te cortes por los demás, no merecen la pena. Si tienes ganas de salir a dar un paseo y tienes vergüenza por que los demás te miren raro por que sales a deshoras a dar un paseo, hazlo; si tienes ganas de irte al bar sólo, hazlo; si tienes ganas de ir al cine sólo, hazlo; si quieres salir a dar un paseo en calzoncillos porque hace calor… hazlo. ¿Y qué importa lo que digan los demás?

Cuarto motivo para no tener vergüenza

Verdaderamente, el tímido vergonzoso siempre cree que los demás están pendientes de ellos, de lo que dicen, de lo que hacen… pero la realidad es muy distinta: a los demás no les interesas nada… aunque si un día te pasa algo malo, te come una mano una jirafa, te tropiezas con una paloma del parque y te partes la cabeza contra un bordillo, te diagnostican una enfermedad que te dejará más tonto que Abundio, se te empieza a caer la piel a tiras y te salen cuernos y rabo.. entonces sí, los demás se interesarán por ti, pero porque te pasan cosas malas y por lo general la gente es muy morbosa, y sólo la interesas para disfrutar con las cosas malas que te pasan. No tenéis más que ver un telediario con las “noticias” para ver que la naturaleza humana suele estar así de torcida. A los demás por lo general, no les importas, hagas lo que hagas, digas lo que digas. Así que si tienes ganas de hacer algo, lucha contra tu timidez y contra tu vergüenza; y hazlo.

Conclusión sobre no tengas vergüenza

Espero no parecer demasiado oscuro en este artículo. Pero las verdades que decimos en el mismo, son muy importantes para el tímido. Por supuesto que estaría muy bien si yo dijese que la humanidad es la cumbre de la perfección y que las personas tímidas y la gente en general tiene que ser muy perfecta para ajustarse a las circunstancias. Pero desgraciadamente, al decir eso mentiría. El tímido sobrevalora lo que los demás son y lo que los demás esperan de él, y tiene que aprender a ser más realista y a no querer ser tan perfecto, porque nadie es tan perfecto y menos los otros.

Y por lo demás, por supuesto que hay gente buena en el mundo, pero los cabrones abundan considerablemente. Nosotros nos quedamos con la gente buena (descartando la gente buena-tonta, que no nos gustan tampoco, los mojigatos, etc.), buena en sentido de virtuosa, no de mojigata. Pero es que el tímido tiene que darse cuenta que su vergüenza es injustificada, y para ello al tímido le conviene tener una visión más realista de los hombres y mujeres con los que nos cruzamos en el día a día.

P.D: arriba, en el cuarto motivo para no tener vergüenza, hemos dicho que “a los demás no les interesas nada”, salvo que te pase algo malo para alegrarse de tu desgracia… Hay un segundo motivo, fundamental, por el que le puedes interesar a los demás. Y es que, a todos nos importa la gente que queremos, nuestra novia o nuestro novio, nuestra familia, los amigos de verdad, la gente que sabemos que merece la pena… Es curioso que ante la gente a la que le verdad importamos, no solemos tener vergüenza porque sabemos que nos aceptan cómo somos…

P.D.2: y por supuesto perder el miedo a la vergüenza nos abre un montón de posibilidades sociales, por ejemplo, al perder el miedo a hablar con esa chica que nos encontramos en la tienda de fotocopias, se abre un montón de posibilidades sociales ante nuestros ojos, una vez que nos hemos librado del yugo de la vergüenza. Y así, seguro que meteremos a un montón de gente nueva en nuestra vida, de esa gente a la que de verdad le importamos y que de verdad nos quiere.

Para saberlo todo sobre la sociabilidad, la seducción y sobre cómo perder la timidez y la vergüenza, aconsejamos nuestro e-book Los Pilares de la Seducción


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